viernes, abril 28, 2006

Errores


Resopló. Miró a su derecha; luego a su izquierda y se encontró en un lugar desconocido para él. Apenas podía ver y todo estaba a oscuras. Se encontraba tumbado, inmóvil y notaba una tirantez extraña en la cara. Justo encima de él había una especie de puerta, o era más bien una trampilla. La fue abriendo poco a poco y un conjunto de chillidos recorrió al unísono su cabeza. Cuando se calmaron se levantó, cogió el cáliz y las hostias y comenzó a devorarlas. Llevaba dos días sin comer...

No hay comentarios: